Del curso escolar y de la educación en valores y en derechos humanos

Mónica Carazo Gómez
Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid
Las caras de ilusión de tantos chicos y chicas, de tantos niños y niñas que en estos días de septiembre han vuelto a su colegio, a su instituto o a su escuela infantil han sido tónica común en Rivas, a pesar de que, un curso más, el Gobierno de la Comunidad de Madrid sigue sin satisfacer la necesidad del alumnado y de sus centros educativos. Al problema generalizado de las ratios, en el que la Consejería de Educación se salta sus propias normas, se suma el de los centros que, un año más, arrancan el curso escolar entre obras y barracones, cuando no entre proyectos que ni siquiera se han empezado a materializar.
Es el caso del CEIPSO La Luna. Por octavo año consecutivo, este centro empieza el curso sin su pabellón deportivo, cuyas obras llevan ya un tiempo paralizadas. Podemos decir, sin riesgo a equivocarnos, que habrá toda una generación de ripenses que habrán cumplido toda su etapa educativa en un centro sin terminar, siempre entre polvo, ruido y otras molestias causadas por las obras. Esta es la excelencia de la que presume la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, empeñada en un modelo de construcción por fases de los centros que no hace más que deteriorar la calidad de la enseñanza pública. El CEIP Mercedes Vera también anda con retraso en las obras de su segunda fase (otra vez las fases) y hasta los urinarios de los aseos no están adaptados para el alumnado de Primaria que en su día dio clase en los barracones instalados en el CEIP Dulce Chacón, donde siguen ocupando espacio, a la espera de que alguien pase a retirarlos. El IES Margarita Salas sigue siendo una entelequia, pese a contar con una parcela municipal cedida desde el año 2018.
Ante este panorama que se reproduce en tantos municipios de la región y con tanta tarea por delante como tiene en la Consejería de Educación, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anda estos días más preocupada en impedir que en los centros educativos de la región se promuevan los derechos humanos y se muestre solidaridad con los miles de niños y niñas asesinados durante el genocidio que se está cometiendo en la franja de Gaza. Cuesta creer que haya alguien capaz de defender la barbarie, de defender los crímenes de guerra y una masacre que ha dejado a su paso 65.000 vidas cercenadas, pero la hay. No es ideología, es otra cosa.
En el PSOE de Rivas tenemos claro que los colegios son espacios para la convivencia y la educación en valores y para el fomento de la solidaridad y de los derechos humanos. También lo tiene claro la comunidad educativa de la ciudad, que en estos días ha tenido que ver como se les tilda de kale borroka y como se banaliza el terrorismo en nombre de una libertad mal entendida.
En Rivas, una vez más, frente a la barbarie, solidaridad, compromiso, cooperación y derechos humanos.